ABRIL 29, 2019
Romain Le Cour Grandmaison • Nathaniel Morris • Benjamin T. Smith
La crisis de la amapola en México: ¿la última cosecha? (I/II)
El informe “No más opio para las masas” analiza el fenómeno poco investigado del colapso actual de la producción de amapola y heroína en México y la conformación de una situación excepcional en el contexto del mercado de drogas: en México, hoy en día, la amapola y la heroína ya no son rentables. Para este espacio, la síntesis de este reporte se presenta en dos partes. La primera aborda a los antecedentes del cultivo de la amapola en México y la época de la bonanza. La segunda se enfoca en su estrepitoso declive.
Nuestro análisis es resultado de varias temporadas de trabajo de campo en dos regiones productoras de amapola: Nayarit y Guerrero. Lo que llamamos “la crisis del opio” está teniendo consecuencias dramáticas en algunas de las zonas más marginadas de México. Sin embargo, consideramos que esta crisis –terrible para los campesinos involucrados en la producción de amapola– puede ser una ventana para diseñar políticas locales que permitan sacar a regiones enteras de la economía ilegal, así como disminuir la influencia de grupos criminales sobre estas regiones.
Nuestro estudio permite anclar empíricamente la discusión acerca de las dos grandes propuestas que circulan para enfrentar esta crisis: la sustitución de cultivos y la legalización de la amapola. Así, este estudio arroja luz sobre las dinámicas locales de la producción de amapola y heroína en México, y deja claro que no existe una cura única y mágica a la crisis actual.
Ilustración: Víctor Solís
La relevancia histórica de la amapola en México
Es importante recordar ciertas dinámicas históricas de la producción de amapola en México. Inició en los años veinte, principalmente en la zona de Durango, Chihuahua y Sinaloa. Sin embargo, hasta los sesenta, la producción mexicana era considerada de calidad baja, sobretodo si se comparaba con la heroína asiática, y no representaba más de 10% del consumo en Estados Unidos.1
Todo empezó a cambiar a finales de los sesenta cuando la ruta europea de tráfico de heroína –la “French Connection”– fue desmantelada. En ese momento, los productores mexicanos se adaptaron y desarrollaron nuevos puntos de producción fuera de las regiones “tradicionales” en Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca e incluso Chiapas para responder a la demanda del “norte”. Pero fue en los noventa y 2000 cuando México vivió un verdadero boom de la producción de heroína. Primero, las reformas a la agricultura, y sus consecuencias sobre la competitividad del campo mexicano condenaron poco a poco a varias industrias prosperas. La producción de café en Guerrero, por ejemplo, cayó 88% entre 2003 y 2016, y muchos de los campesinos que se dedicaban a esta actividad habrían volteado hacia la amapola.
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